Y UNA LÁGRIMA ORÓ POR MI
Y UNA LÁGRIMA ORÓ POR MI
“Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?”
Salmos 42:3
Nadie conoce mejor el lenguaje de las lágrimas que aquel que las creó. Ellas son capaces de transportar a la Presencia de Dios las oraciones que tu mente no podría traducir en tu lenguaje.
A veces te encontrarás delante de Dios absolutamente incapaz de articular palabra. Es tanto lo que tienes dentro, que te posee la extraña impotencia de no saber por dónde empezar ni cómo hacerlo.
Entonces el hilo de una sola lágrima será el discurso de tu corazón que caerá sobre los pies del Señor. ¿Por qué una si quieres derramar muchas?.
Porque también habrá momentos tan abrumadores e intensos, que ni siquiera entiendes porque no puedes llorar como quieres. Sin embargo, no te imaginas el poder que puede tener una sola lágrima.
Sale de adentro. De quién realmente eres y de cómo realmente te sientes. Esa lágrima es tu mejor oración. No es fingida. No la decides. Sólo sale. No pide permiso ni lo consulta con nadie.
Esa lágrima no lleva cartas de recomendación porque no las necesita delante de Dios. Contiene toda la desnudez y la impotencia de tu alma.
“Bienaventurados los pobres EN espíritu, porque de ellos ES el reino de los cielos.”
S. Mateo 5:3
Pobres en espíritu. Qué rara pobreza. ¿A qué se refiere?.
CUANDO LO ÚNICO DE TI DELANTE DE DIOS, ES TOTAL IMPOTENCIA, COMPLETA RENDICIÓN...Y QUIZÁ...UNA SOLA LÁGRIMA.
Rubén Arroyo...íntimo.
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