LA PALABRA…
LA PALABRA…
No contiene a Dios, pero sí la revelación acerca de Él, y de Él. Y eso la hace única.
Voy a ella de varias formas y motivos. Hago lecturas de recreación. Es una lectura sólo por placer. Algo así como comer un helado favorito. Tengo lecturas de compromiso. Debo predicar o enseñar, así que voy a ella con propósitos didácticos. Pero prefiero la tercera.
Tengo hambre de conocer a Dios, encontrarme con El y tener una experiencia con su contenido. La Palabra de Dios informa, forma y transforma. La intención conque vaya sobre ella podría ser determinante en el resultado que tendré.
Es desde ese lugar de hambre donde he tenido extraordinarios encuentros personales con Dios y su Palabra. No me refiero a una experiencia mística. Hablo de algo que cobra vida dentro de mí cuando ocurre. Tengo fechas anotadas en los bordes de muchas de sus páginas.
Cada fecha contiene una historia y una experiencia. En ocasiones las recorro y vuelvo a recrear momentos de gran definición en mi vida. Es ahí donde confirmo una y otra vez, que no estuviera donde estoy, si su Palabra no hubiera sido mi compañera en la jornada.
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”
S. Juan 6:68
Rubén Arroyo…”Más yo os digo”.
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